VIERNES SANTO
Compuesto por cuatro partes: las Siete Palabras, el Rosario de la Buena Muerte, el Calvario y la Oración a las cinco llagas de Cristo.
1. LAS SIETE PALABRAS
Las estrofas eran cantadas por un grupo de mujeres y todo el pueblo respondía cantando el estribillo.
Estribillo
Viernes santo ¡Qué dolor!
Expiró crucificado
Cristo, nuestro Redentor,
mas antes dijo angustiado,
siete palabras de amor.
La primera, fue rogar
por sus propios enemigos.
¡Oh Caridad Singular!
que los que fueron testigos
mucho les hizo admirar.
La segunda, un ladrón hizo
Su petición especial.
La que Jesús satisfizo
Diciéndole hoy estarás
Conmigo en el Paraíso.
A su madre la tercera
Palabra la dirigió.
Diciéndole recibiera
por hijo a Juan y añadió:
que por madre la tuviera.
La cuarta, a su Padre Amado
dijo con afecto pío.
Viéndose tan angustiado
Dijo dos veces: ¡Dios mío
¿Por qué me has desamparado?
La quinta, estando sediento
Por haberse desangrado.
Dijo casi sin aliento
¡sed tengo! Y allí fue dado
hiel y vinagre al momento.
La sexta, habiendo acabado
Y plenamente cumplido
todo lo profetizado.
Dijo muy enternecido
¡Ya está todo consumado!
La séptima, con fervor
Su espíritu entrega en manos
de su Padre, con amor,
de esta manera, cristianos,
murió nuestro Redentor.
2. ROSARIO DE LA BUENA MUERTE
Este era cantado por un grupo de tres o cuatro hombres. Dado que es un rosario, está compuesto por cinco misterios dolorosos con diez jaculatorias cada uno. Recuerda toda la vida de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte. Después de cada jaculatoria, el pueblo repite el estribillo. Cada misterio finaliza con un recordatorio a la Virgen y un estribillo diferente.
En el último misterio, los recuerdos más importantes de la vida de Jesús se describen con un solo verso.
Poéticamente, las estrofas son de dos versos, por tanto, pareados. Carecen de rima.
Estribillo
¡Danos, Señor, buena muerte
Por tu Santísima muerte!
Primer misterio:
1.- Por la jornada que hiciste
del cielo al mundo a salvarnos.
Estribillo.
2.- Por la humildad y pobreza
con que naciste en Belén.
3.- Por la sangre que vertiste
cuando te circuncidaron.
4.- Por el dulcísimo nombre
De Jesús que te pusieron.
5.- Por la humildad con que fuiste
en el templo presentado.
6.- Por la abstinencia y ayuno
que en desierto guardaste.
7.- Por el celo de las almas
con que andabas predicando.
8.- Por la muy solemne entrada
que hiciste en Jerusalén.
9.- Por la cena del Cordero
que en el jueves celebraste.
10.- por lo liberal que fuiste
En darnos tu cuerpo y alma.
¡María, Madre de Gracia.
Madre de Misericordia!
Respuesta
Líbranos del enemigo
En nuestra última hora.
Segundo misterio
1.- Por la oración, que en el Huerto,
hiciste al Eterno Padre.
2.- Por el gran sudor de sangre
que en tu cuerpo padeciste.
3.- Por la grande mansedumbre
con que dejaste prenderte.
4.- Por la crueldad con que fuiste
de los verdugos atado.
5.- Por el tropel con que fuiste
llevado a casa de Anás.
6.- Por las injurias y oprobios
que en tu presencia se hicieron.
7.- Por la prisa y vilipendio
con que a Caifás te llevaron.
8.-Por la cruel bofetada
que recibiste de Malco.
9.- Por la aflicción con que fuiste
presentado ante Pilatos.
10.- Por los falsos testimonios
que contra ti levantaron.
¡María, Madre de Gracia.
Madre de Misericordia!
Respuesta
Líbranos del enemigo
En nuestra última hora.
Tercer misterio
1.- Por lo ultrajado que fuiste
en la presencia de Herodes.
2.- Por los desprecios que oíste
de este rey y sus privados.
3.-Por la ignominia y desprecio
con que volviste a Pilatos.
4.- Por lo que en este ida y vuelta
te ultrajaron los soldados.
5.- Por la burla y velamiento *
de tus ojos soberanos.
6.- Por los cinco mil azotes
que en la columna te dieron.
7.- Por el dolor que pasaste
al coronarte de espinas.
8.- Por los desprecios que oíste
siendo sacado al balcón.
9.- Por la sentencia de muerte
que dio contra ti Pilatos.
10.- Por la interior alegría
que con la Cruz recibiste
¡María, Madre de Gracia.
Madre de Misericordia!
Respuesta
Líbranos del enemigo
En nuestra última hora.
Cuarto misterio
1.- Por la fatiga y congojas
que con la Cruz padeciste.
2.- Por las caídas que diste
hasta llegar al Calvario.
3.- Por la vergüenza y dolor
que tuviste al desnudarte.
4.- Por el terrible momento
que pasaste al enclavarte.
5.- Por las blasfemias que oíste
al poner la Cruz en alto.
6.- Por la sed que padeciste
en tu boca soberana.
7.- Por el amargor que en ella
dejó la hiel y el vinagre.
8.- Por la promesa que hiciste
del Paraíso al Ladrón.
9.- Por el perdón que pediste
para todos tus contrarios.
10.- Por la aflicción y congojas
que al respirar padeciste.
¡María, Madre de Gracia.
Madre de Misericordia!
Respuesta
Líbranos del enemigo
En nuestra última hora.
Quinto misterio
1.- Por la llaga que te abrieron
en tu pecho sacrosanto.
2.- Por aquella sangre y agua
que por ella derramaste.
3.- Por las penas y amarguras
de tu Santísima Madre.
4.-Por la aflicción que pasó
viéndote muerto en sus brazos.
5.- Por el dolor que sintió
al darte la sepultura.
6.- Por las angustias y penas
que en su soledad pasó.
7.- Por tu muerte y sepultura
8.- Por tu Santa Resurrección
9.- Por tu admirable Ascensión
10.- Por la Gloria que posees
a la diestra del Dios Padre.
¡María, Madre de Gracia.
Madre de Misericordia!
Respuesta
Líbranos del enemigo
En nuestra última hora.
*Velamiento: usado como el sustantivo del verbo velar, en gallego portugués, significa velar.
3. VÍA CRUCIS
Son unos versos para contemplar la pasión y muerte de N. S. Jesucristo, narrados por él mismo.
Se cantaban durante la procesión que se realizaba, al final de la tarde con velas, desde la iglesia a la ermita donde se encontraba el Bendito Cristo.
El canto lo realizaban hombres, se cantaba en dos grupos, alternando las estrofas.
El resto del pueblo respondía con el estribillo al final de cada una de las estaciones del vía crucis.
Alma qué ociosa te sientes
malogrando tu ocasión.
Es posible que no sientas
mis dolores, mis afrentas
mi muerte, pena y dolor.
Levántate fervoroso
pues te llama, amante mío,
busca esta piedra preciosa
que la hallarás amorosa
si andas el sacro camino
Estribillo:
Lágrimas de corazón
de puro dolor lloremos
para que todos logremos
los frutos de la pasión
1ª En la primera estación
atento quiero que notes
con cuanta resignación
lleve por tu redención
más de cinco mil azotes.
¡Hombre! Mira y considera,
movido de compasión,
que en esta estación primera
me sentencian a que muera
entre uno y otro ladrón.
2ª A la segunda camina
verás que en tumulto vario
todo el pueblo determina,
que al son de ronca bocina,
me conduzcan al Calvario.
Guiando va un pregonero
A la descollada cumbre
y el inocente cordero
va abrumado de un madero
la molesta pesadumbre.
Estribillo…
3ª Caí en la estación tercera
y todos allí gritaron:
¡muera el embustero, muera!
y con indignación fiera
del suelo me levantaron.
Una soga en la garganta
me echaron para tirar,
pero con violencia tanta,
que para asentar la planta,
apenas me dan lugar.
Estribillo…
4ª Camino y todo obediente
al precepto de mi Padre,
cuando se me pone enfrente,
rompiendo con tanta gente,
mi desconsolada Madre.
En este paso colige:
yo cuando la vi venir,
¡vuélvete, Madre!, le dije
que tu pena más me aflige
que el saber voy a morir.
Estribillo…
5ª En esta jornada larga
tan fatigado me veo,
qué aflicción tan amarga,
me ayuda a llevar la carga,
alquilando al Cirineo.
No lo hacen por caridad
al peso con que me inclino,
si no llenos de impiedad
porque temen que en su crueldad
quede muerto en el camino.
Estribillo…
6ª Con la fatiga y calor,
me veía desfallecer,
cuando movido a dolor
limpió mi rostro el sudor
una piadosa mujer.
A tal estado he venido,
que con ser cielo sereno,
me hallo tan oscurecido,
que solo soy conocido
por llamarme Nazareno.
Estribillo…
7ª Caí ¡Oh qué desconsuelo!
al salir de la ciudad,
Y me levantan del suelo
tirando de barba y pelo
con fiera inhumanidad.
A violencia de empellones,
a caminar me precisan,
y, entre injurias y baldones,*
metido entre dos ladrones,
todos me arrastran y pisan,
Estribillo…
8ª De unas mujeres oí,
unos ¡ayes! lastimados,
pero les correspondí,
diciéndoles que por sí
llorasen, por sus pecados.
Si por las culpas ajenas,
esto se ejecuta en mí,
más crueles serán las penas,
de horror y de espanto llenas,
que padecerán por mí.
Estribillo…
9ª La gravedad del pecado
en la cruz tanto pesó,
que, rendido y fatigado,
del todo ya desmayado,
en el suelo me postró.
Al quererme levantar
como la fuerza era poca,
caí, para más penar
tan recio, que vine a dar
en la tierra con la boca.
Estribillo
10ª Llegué al monte sin aliento,
sin poderme ya tener,
desnúdanme, desatentos
y doblando mis tormentos,
vinagre me hacen beber.
¡Qué vergüenza! ¡Qué pudor!
contemplar padecería;
que, puesto del frío al rigor
en el concurso mayor,
desnudo al medio del día.
Estribillo…
11ª Los más impíos y tiranos
impelidos del furor,
más que tigres inhumanos,
me clavan de pies y manos
cual si fuera un malhechor.
Después de fatiga tanta,
un palo mi cama fue,
de solo el ancho de un pie
y de largo más de tres
donde el cuerpo se quebranta.
Estribillo…
12ª Ya que en la cruz me clavaron
inhumanos y crueles,
en alto me levantaron
ya con lanzas los soldados,
ya verdugos con cordeles.
Mírame entre tierra y Cielo
de tres escarpias pendiente,
tiembla de dolor el suelo,
rásgase del templo el velo
y el hombre no se arrepiente.
Estribillo…
13ª Por tres horas bien cumplidas
el aliento me duró,
hasta que por las heridas
mortales y repetidas,
el alma se despidió.
Ya era sombra todo el mundo
muerta ya su bella luz,
cuando con llanto profundo
aquel cuerpo en un segundo,
fue bajado de la cruz.
Estribillo
14ª A la última viniste
contempla, aquí, con piedad
a mi Madre, la más triste,
que jamás verás ni viste
llorando su soledad.
No te asustes, alma mía,
Ponte en silencio a escuchar
los lamentos de María,
que sobre la losa fría
del sepulcro, va a llorar.
¡Alma!, pues que en mi pasión
me has acompañado fiel,
de tus culpas, el perdón
espera tu salvación
por siempre jamás. Amén.
Estribillo.
https://www.youtube.com/watch?v=1j_RGKNYzdI
En este enlace, Joaquín Díaz recoge esta composición.
Cuando se llegaba a la ermita, se llevaba a cabo la representación de “la puja”. Esta consistía en una subasta que hacía el presidente de la Cofradía del Bendito Cristo de la Buena Muerte.
Este comenzaba diciendo: “¿Quién da una limosna para llevar y traer el Bendito Cristo en la procesión?”
La misma se realizaba desde la Ermita a la Iglesia y un tiempo después, de esta a la Ermita.
La persona que más pujaba, que siempre era un hombre, se vestía de nazareno y portaba la imagen del Cristo en todos los actos de la Semana Santa (El Domingo de Pascua en la procesión del Encuentro) hasta que el Cristo se devolvía a la Ermita, que era el día de la Santa Cruz, el tres de mayo, fecha que recuerda el lugar en donde murió Jesús. Allí permanecía custodiando los campos y las cosechas.
Generalmente, las personas participaban en la puja cumpliendo alguna promesa que le habían hecho al Cristo.
Este era un acto muy emotivo a la vez que esperado ya que el Cristo volvía a la Iglesia del pueblo, pero sobre todo había mucha expectativa por saber quién sería la persona que lo llevaría. El mismo tenía lugar con la única iluminación de las velas que cada persona llevaba en la procesión, lo que daba cierto aire de misterio.
Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
4. Oración a las cinco llagas de Cristo
Las estrofas eran cantadas por un grupo de mujeres y todo el pueblo respondía cantando el estribillo.
Estribillo:
Señor mío Jesucristo,
Sacramento del altar.
En el cielo resplandece,
vuestra santa humanidad.
¡Alabado para siempre!
1ª Por la llaga, que sangrienta,
que en el pie izquierdo tenéis,
que tanto al perdón me alienta
Pido a mi Dios que ajustéis
con vuestra sangre, mi cuenta.
2ª Pues un mar de llagas hecho
estoy mirando, mi Dios,
tan mal herido mi pecho
curarla con la que Vos
tenéis en el pie derecho.
3ª Por la de la mano izquierda
que te hizo el clavo cruel,
todo el orbe me recuerda.
Clávame en ella con él
para que yo no me pierda.
4ª Si por mi remedio es hecha
la llaga que me mostráis,
al tomar la cuenta estrecha
que con ella me pongáis
a vuestra mano derecha.
5ª Por la del costado abierto
que muerto la lanza abrió
sea mi seguro puerto.
Haced que no tenga yo
que sentir después de muerto.
Por vuestra sangre, Señor,
que en mi remedio se emplea,
Concededme vuestro amor
Y no permitas que sea
ingrato a tanto favor.
Despedida de la Semana Santa
Oye alma de tristeza
tan amarga despedida.
Que la madre de pureza,
Hizo de Jesús su vida
postrada ante tu grandeza.
Contempla cuán dolorida
Nuestra Madre Soberana,
llorando se despedía
del hijo de sus entrañas.
Y de esta suerte decía:
¡Adiós, Jesús amoroso!
¡Adiós, claro Sol del alma!
¡Adiós, Celestial esposo!
Y de mi virginal palma,
de mi vientre, fruto hermoso.
¡Adiós, Lucero Inmortal!
¡Adiós, Lumbre de mis ojos!
Que me dejas cual rosal,
entre espinas y entre abrojos
y en una pena mortal.
Hijo, que a morir te vas.
¡Adiós, fin de mis suspiros
Ya no te veré jamás
Pues nací para serviros
Y para penar no más.
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