lunes, 3 de abril de 2023

 

VIERNES  SANTO

Compuesto por cuatro partes: las Siete Palabras, el Rosario de la Buena Muerte,  el Calvario y la Oración a las cinco llagas de Cristo.

1. LAS SIETE PALABRAS

Las estrofas  eran cantadas por un grupo de mujeres y  todo el pueblo respondía cantando  el estribillo.

Estribillo

Viernes santo ¡Qué dolor!

Expiró crucificado

Cristo, nuestro Redentor,

mas antes dijo angustiado,

siete palabras de amor.

 

La primera, fue rogar

por sus propios enemigos.

¡Oh Caridad Singular!

que los que fueron testigos

mucho les hizo admirar.

 

La segunda, un ladrón hizo

Su petición especial.

La que Jesús satisfizo

Diciéndole hoy estarás

Conmigo en el Paraíso.

 

 A su madre la tercera

Palabra la dirigió.

Diciéndole recibiera

por hijo a Juan y añadió:

que por madre la tuviera.

 

La cuarta, a su Padre Amado

dijo con afecto pío.

Viéndose tan angustiado

Dijo dos veces: ¡Dios mío

¿Por qué me has desamparado?

 

La quinta, estando sediento

Por haberse desangrado.

Dijo casi sin aliento

¡sed tengo! Y allí fue dado

hiel y vinagre al momento.

 

La sexta, habiendo acabado

Y plenamente cumplido

todo lo profetizado.

Dijo muy enternecido

¡Ya está todo consumado!

 

La séptima, con fervor

Su espíritu entrega en manos

de su Padre, con amor,

de esta manera, cristianos,

murió nuestro Redentor.   

 

 

2. ROSARIO DE LA BUENA MUERTE

 

Este era cantado por un grupo de tres o cuatro hombres. Dado que es un rosario, está compuesto por cinco misterios dolorosos con diez jaculatorias cada uno. Recuerda toda la vida de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte. Después de cada jaculatoria, el pueblo repite el estribillo. Cada misterio finaliza con un recordatorio a la Virgen y un estribillo diferente.

En el último misterio, los recuerdos más importantes de la vida de Jesús se describen con un solo verso.

 Poéticamente, las estrofas son de dos versos, por tanto, pareados. Carecen de rima.

 

Estribillo

¡Danos, Señor, buena muerte

Por tu Santísima muerte!

 

Primer misterio:


1.- Por la jornada que hiciste

del cielo al mundo a salvarnos.

 

 Estribillo.

 

2.- Por la humildad y pobreza

con que naciste en Belén.

 

3.- Por la sangre que vertiste

cuando te circuncidaron.

 

4.- Por el dulcísimo nombre

De Jesús que te pusieron.

 

5.- Por la humildad con que fuiste

en el templo presentado.

 

6.- Por la abstinencia y ayuno

que en desierto guardaste.

 

7.- Por el celo de las almas

con que andabas predicando.

 

8.- Por la muy solemne entrada

que hiciste en Jerusalén.

 

9.- Por la cena del Cordero

que en el jueves celebraste.

 

10.- por lo  liberal que fuiste

En darnos tu cuerpo y alma.

 

¡María,  Madre de Gracia.

Madre de Misericordia!

 

Respuesta

 

Líbranos del enemigo

En nuestra última hora.

 

Segundo misterio


1.- Por la oración, que en  el Huerto,

hiciste al Eterno Padre.

 

2.- Por el gran sudor de sangre

que en tu cuerpo padeciste.

 

3.- Por la grande mansedumbre

con que dejaste prenderte.

 

4.- Por la crueldad con que fuiste

de los verdugos atado.

 

5.- Por el tropel con que fuiste

llevado a casa de Anás.

 

6.- Por las injurias y oprobios

que en tu presencia se hicieron.

 

7.- Por la prisa y vilipendio

con que a Caifás te llevaron.

 

8.-Por la cruel bofetada

que recibiste de Malco.

 

9.- Por la aflicción con que fuiste

presentado ante Pilatos.

 

10.- Por los falsos testimonios

que contra ti levantaron.

 

¡María,  Madre de Gracia.

Madre de Misericordia!

 

Respuesta

 

Líbranos del enemigo

En nuestra última hora.

 

Tercer misterio


1.- Por lo ultrajado que fuiste

en la presencia de Herodes.

 

2.- Por los desprecios que oíste

de este rey y sus privados.

 

3.-Por la ignominia y desprecio

con que volviste a Pilatos.

 

4.- Por lo que en este ida y vuelta

te ultrajaron los soldados.

 

5.- Por la burla y velamiento *

de tus ojos soberanos.

 

6.- Por los cinco mil azotes

que en la columna te dieron.

 

7.- Por el dolor que pasaste

al coronarte de espinas.

 

8.- Por los desprecios que oíste

siendo sacado al balcón.

 

9.- Por la sentencia de muerte

que dio contra ti Pilatos.

 

10.- Por la interior alegría

que con la Cruz recibiste

 

¡María,  Madre de Gracia.

Madre de Misericordia!

 

Respuesta

 

Líbranos del enemigo

En nuestra última hora.

 

 

Cuarto misterio


1.- Por la fatiga y congojas

que con la Cruz padeciste.

 

2.- Por las caídas que diste

hasta llegar al Calvario.

 

3.- Por la vergüenza y dolor

que tuviste al desnudarte.

 

4.- Por el terrible momento

que pasaste al enclavarte.

 

5.- Por las blasfemias que oíste

al poner la Cruz en alto.

 

6.- Por la sed que padeciste

en tu boca soberana.

 

7.- Por el amargor que en ella

dejó la hiel y el vinagre.

 

8.- Por la promesa que hiciste

del Paraíso al Ladrón.

 

9.- Por el perdón que pediste

para todos tus contrarios.

 

10.- Por la aflicción y congojas

que al respirar padeciste.

 

¡María,  Madre de Gracia.

Madre de Misericordia!

 

Respuesta

 

Líbranos del enemigo

En nuestra última hora.

 

Quinto misterio


1.- Por la llaga que te abrieron

en tu pecho sacrosanto.

 

2.- Por aquella sangre y agua

que por ella derramaste.

 

3.- Por las penas y amarguras

de tu Santísima Madre.

 

4.-Por la aflicción que pasó

viéndote muerto en sus brazos.

 

5.- Por el dolor que sintió

al darte la sepultura.

 

6.- Por las angustias y penas

que en su soledad pasó.

 

7.- Por tu muerte y sepultura

 

8.- Por tu Santa Resurrección

 

9.- Por tu admirable Ascensión

 

10.- Por la Gloria que posees

a la diestra del Dios Padre.

 

¡María,  Madre de Gracia.

Madre de Misericordia!

 

Respuesta

 

Líbranos del enemigo

En nuestra última hora.

 

*Velamiento: usado como el sustantivo del verbo velar, en gallego portugués, significa velar.

 

3. VÍA CRUCIS

 

Son unos versos para contemplar la pasión y muerte de N. S. Jesucristo, narrados por él mismo.

Se cantaban durante la procesión que se realizaba,  al final de la tarde con velas, desde la iglesia a la ermita donde se encontraba el Bendito Cristo.

El canto lo realizaban hombres, se cantaba en dos grupos,  alternando las  estrofas.

El resto del pueblo respondía con el estribillo al final de cada una de las estaciones del vía crucis.

 

Alma qué ociosa te sientes

malogrando tu ocasión.

Es posible que no sientas

mis dolores, mis afrentas

mi muerte, pena y dolor.

 

Levántate fervoroso

pues te llama, amante mío,

busca esta piedra preciosa

que la hallarás amorosa

si andas el sacro camino

 

Estribillo:

Lágrimas de corazón

de puro dolor  lloremos

para que todos logremos

los frutos de la pasión

 

1ª En la primera estación

atento quiero que notes

con cuanta resignación

lleve por tu redención

más de cinco mil azotes.

           

¡Hombre! Mira y considera,

movido de compasión,

que en esta estación primera

me sentencian a que muera

entre uno y otro ladrón.

 

2ª A la segunda camina                             

verás que en tumulto vario                      

todo el pueblo determina,

que al son de ronca bocina,

me conduzcan al Calvario.

 

Guiando va un pregonero

A la descollada cumbre

y el inocente cordero

va abrumado de un madero

la molesta pesadumbre.

Estribillo…

 

3ª Caí en la estación tercera

y todos allí gritaron:

¡muera el embustero, muera!

y con indignación fiera

del suelo me levantaron.

 

Una soga en la garganta

me echaron para tirar,

pero con violencia tanta,

que para asentar la planta,

apenas me dan lugar.

Estribillo…

 

4ª Camino y todo obediente

al precepto de mi Padre,

cuando se me pone enfrente,

rompiendo con tanta gente,

mi desconsolada Madre.

 

En este paso colige:

yo cuando la vi venir,

¡vuélvete, Madre!, le dije

que tu pena más me aflige

que el saber voy a morir.

Estribillo…

 

 

5ª En esta jornada larga

tan fatigado me veo,

qué aflicción tan amarga,

me ayuda a llevar la carga,

alquilando al Cirineo.

 

No lo hacen por caridad

al peso con que me inclino,

si no llenos de impiedad

porque temen que en su crueldad

quede muerto en el camino.

Estribillo…

 

6ª Con la fatiga y calor,

me veía desfallecer,

cuando movido a dolor

limpió mi rostro el sudor

una piadosa mujer.

 

A tal estado he venido,

que con ser cielo sereno,

me hallo tan oscurecido,

que solo soy conocido

por llamarme Nazareno.

Estribillo…

 

7ª Caí ¡Oh qué desconsuelo!

al salir de  la ciudad,

Y me levantan del suelo

tirando de barba y pelo

con fiera inhumanidad.

 

A violencia de empellones,

a caminar me precisan,

y, entre injurias y baldones,*

metido entre dos ladrones,

todos me arrastran y pisan,

Estribillo…

 

8ª De unas mujeres oí,

unos ¡ayes! lastimados,

pero les correspondí,

diciéndoles que por sí

llorasen, por sus pecados.

 

Si por las culpas ajenas,

esto se ejecuta en mí,

más crueles serán las penas,

de horror y de espanto llenas,

que padecerán por mí.

Estribillo…

 

 

9ª La gravedad del pecado

en la cruz tanto pesó,

que, rendido y fatigado,

del todo ya desmayado,

en el suelo me postró.

 

 

Al quererme levantar

como la fuerza era poca,

caí, para más penar

tan recio, que vine a dar

en la tierra con la boca. 

Estribillo

 

10ª Llegué al  monte sin aliento,

sin poderme ya tener,

desnúdanme, desatentos

y doblando mis tormentos,

vinagre me hacen beber.

 

¡Qué vergüenza! ¡Qué pudor!

contemplar padecería;

que,  puesto del frío al rigor

en el concurso mayor,

desnudo al medio del día.

Estribillo…

 

11ª Los más impíos y tiranos

impelidos del furor,

más que tigres inhumanos,

me clavan de pies y manos

cual si fuera un malhechor.

 

 Después de fatiga tanta,

un palo mi cama fue,

de solo el ancho de un pie

 y de largo más de tres

donde el cuerpo se quebranta.

Estribillo…

 

12ª Ya que en la cruz me clavaron

inhumanos y crueles,

en alto me levantaron

ya con lanzas los soldados,

ya verdugos con cordeles.

 

Mírame entre  tierra y Cielo

de tres escarpias pendiente,

tiembla de dolor el suelo,

rásgase del templo el velo

y el hombre no se arrepiente.

Estribillo…

 

13ª Por tres horas bien cumplidas

el aliento me duró,

hasta que  por las heridas

mortales y repetidas,

el alma se despidió.

 

Ya era sombra todo el mundo

muerta ya  su bella luz,

cuando con llanto profundo

aquel cuerpo en un segundo,

fue bajado de la cruz.

Estribillo

 

14ª  A la última viniste

contempla, aquí, con piedad

a mi Madre, la más triste,

que jamás verás ni viste

llorando su soledad.

 

No te asustes, alma mía,

Ponte en silencio a escuchar

los lamentos de María,

que sobre la losa fría

del sepulcro, va a llorar.

 

¡Alma!, pues que en mi pasión

me has acompañado fiel,

de tus culpas, el perdón

espera tu salvación

por siempre jamás. Amén.

Estribillo.

 

https://www.youtube.com/watch?v=1j_RGKNYzdI

En este enlace, Joaquín Díaz recoge esta composición.

 

Cuando se llegaba a la ermita, se llevaba a cabo la representación de “la puja”. Esta consistía en una subasta que hacía el presidente de la Cofradía del Bendito Cristo de la Buena Muerte.

Este comenzaba diciendo: “¿Quién da una limosna   para llevar y traer el Bendito Cristo en  la procesión?”

 La misma se realizaba desde la Ermita a la Iglesia y un tiempo después, de esta a la Ermita.

La persona que más pujaba, que siempre era un hombre, se vestía de nazareno y portaba la imagen del Cristo en todos los actos de la Semana Santa (El Domingo de Pascua en la procesión del Encuentro) hasta que el Cristo se devolvía  a la Ermita, que era el día de la Santa Cruz, el tres de mayo,  fecha que  recuerda el lugar en donde murió Jesús. Allí permanecía custodiando los campos y las cosechas.

Generalmente, las personas participaban en la puja cumpliendo  alguna promesa que le habían hecho al Cristo.

Este era un acto muy emotivo a la vez que esperado ya que el Cristo volvía a la Iglesia del pueblo, pero sobre todo había mucha expectativa por saber quién sería la persona que lo llevaría. El mismo  tenía lugar con la única iluminación  de las velas que cada persona llevaba en la procesión, lo que daba cierto aire de misterio.

 

 


Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

 

 

 

 

 

4. Oración a las  cinco llagas de Cristo


Las estrofas  eran cantadas por un grupo de mujeres y  todo el pueblo respondía cantando  el estribillo.

 

Estribillo:

Señor mío Jesucristo,

Sacramento del altar.

En el cielo resplandece,

vuestra santa humanidad.

¡Alabado para siempre!

 

1ª Por la llaga, que sangrienta,

que en el pie izquierdo tenéis,

que tanto al perdón me alienta

Pido a mi Dios que ajustéis

con vuestra sangre, mi cuenta.

 

2ª Pues un mar de llagas hecho

estoy mirando, mi Dios,

tan mal herido mi pecho

curarla con la que Vos

tenéis en el pie derecho.

 

3ª Por la de la mano izquierda

que te hizo el clavo cruel,

todo el orbe me recuerda.

Clávame en ella con él

para que yo no me pierda.

 

4ª Si por mi remedio es hecha

la llaga que me mostráis,

al tomar la cuenta estrecha

que con ella me pongáis

a vuestra  mano derecha.

 

5ª Por la del costado abierto

que muerto la lanza abrió

sea mi seguro puerto.

Haced que no tenga yo

que sentir después de muerto.

 

Por vuestra sangre, Señor,

que en mi remedio se emplea,

Concededme vuestro amor

 Y no permitas que sea

ingrato a tanto favor.

 

Despedida de la Semana Santa


Oye alma de tristeza

tan amarga despedida.

Que la madre de pureza,

Hizo de Jesús su vida

postrada ante tu grandeza.

 

Contempla cuán dolorida

Nuestra Madre Soberana,

llorando se despedía

del hijo de sus entrañas.

 Y de esta suerte decía:

 

¡Adiós, Jesús amoroso!

¡Adiós, claro Sol del alma!

¡Adiós, Celestial esposo!

Y de mi virginal palma,

de mi vientre, fruto hermoso.

 

¡Adiós, Lucero Inmortal!

¡Adiós, Lumbre de mis ojos!

Que me dejas cual rosal,

entre espinas y entre abrojos

y en una pena mortal.

 

Hijo, que a morir te vas.

¡Adiós, fin de mis suspiros

Ya no te veré jamás

Pues nací para serviros

Y para penar no más.

 

 

 

 

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