SÁBADO SANTO
Sábado de Gloria, de Vigilia Pascual, de celebración nocturna de triunfo sobre la muerte. Esta noche no había cantos populares, solo los propios de la Misa.
La participación durante la misma era para los monaguillos y resultaba divertida. Durante la Semana Santa, las imágenes de los cinco altares de la Iglesia permanecían cubiertas con un paño morado.
En la celebración de esta noche había muchas lecturas bíblicas que recordaban los momentos clave de la Historia de la Salvación, y se bendecía el agua; pero, sin duda, el momento más importante era el canto del “Gloria”. Durante el mismo, los monaguillos tenían varías tareas: voltear las campanas del campanario; tocar las campanillas en la iglesia y destapar los Santos.
Se había terminado el sufrimiento de Jesús, este había resucitado y como señal visible, la iglesia se iluminaba. Se encendían las velas con la nueva luz del Cirio Pascual. Era la noche del año donde se reunía el pueblo, en la iglesia.
Nos acostábamos tarde, si bien al día siguiente la fiesta continuaba, pues se celebraba el Encuentro.
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