martes, 4 de abril de 2023

 

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

 

Antes de comenzar la Misa de Pascua, el pueblo se reunía en la iglesia desde donde comenzaba  la procesión del Encuentro,  en torno a la Iglesia. Primero, salían los hombres acompañando al Bendito Cristo portado por la persona que más había pujado por Él. Desde el porche giraban al lado izquierdo.

Después salían las mujeres que acompañaban la imagen de la misma y  giraban a la derecha. Las mozas portaban  a la Virgen, vestida con doble manto,  el blanco cubierto por el negro.

 En un determinado punto, se producía el encuentro de Cristo con su Madre. Entonces, las mozas cantoras, se dividían en dos pequeños coros para cantar “El Encuentro”. Este se teatralizaba: Se alargaba el paso, se quitaba el manto negro, se ponían de rodillas y, finalmente, en una única procesión, se regresaba a la iglesia para iniciar la Misa de Pascua.

 

EL ENCUENTRO

 

¡Buenos días, Virgen Pura!,

¡Madre del Divino Verbo!

¿Qué haces ahí en esa calle

cubierta de velo negro?

 

Voy en busca de mi Hijo,

que me han dicho, por muy cierto,

que ayer tarde se ha perdido.

Creo que estará en el Templo.

 

Alarga, señora el paso

te reconozco, sin duda,

te has de encontrar con tu Hijo

en la calle la amargura.

 

A todos cuantos hallabas,

preguntabas afligida

que, si acaso, habían visto

aquel hijo de tu vida.

 

Ninguno te satisface

solo aquellas tres Marías

que antes de rayar el alba

del sepulcro ya venían.

 

Recibe, Jesús amante,

nuestros tristes sentimientos

y por eso hoy, de mañana,

os salimos al encuentro.

 

Cesa, Señora, tu llanto

que viene resplandeciendo

más hermoso que el sol vivo

de claro, como un lucero.

 

Cesa, Señora, tu llanto

que  viene resplandeciente

más hermoso que el sol vivo,

rompiendo con tanta gente.

 

Venimos las doncellitas 

a visitar a María

con dolor de sentimiento,

de verla tan afligida.

 

A referir el secreto

que ha sucedido estos días,

de aquella infame canalla

de aquella gente judía.

 

Que por envidia y soberbia,

trataron quitar la vida

a nuestro Dios humanado,

que es el Hijo de María.

 

Aquel que nació en Belén

entre gente desconocida,

y que adoraron los Reyes

por inspiración divina.

 

El que hizo tantos milagros

y predicó la doctrina

y reprendía los vicios

al que mudase de vida.

 

Enarbolaron la cruz

poniéndola en lo más alto

dejáronla caer de golpe

en aquel profundo lago.

 

Se reventaron sus venas,

quedando el suelo bañado,

vertida toda su sangre,

del que nos dio el ser humano.

 

Desde esta Semana Santa

quedamos arrepentidas

por haber bebido el agua

de la fuente cristalina.

 

Desde esta Semana Santa

quedamos arrepentidas.

Ya resucitó el Señor,

dentro del tercero día.

 

 

 

Ayer cruzaron las calles

de aquella ingrata ciudad.

Ha llegado el sentimiento

de profunda soledad.

 

¡Quítate ese triste manto!

¡Revístete de alegría!,

que viene resplandeciente

aquel Hijo de María.

 

¡Quítate ese triste manto!

Y ¡revístete de gala!

que viene resplandeciente

el que tú, muerto llorabas.

 

Ya cesaron  nuestras penas

y toda nuestra amargura.

Ya todo será placer

y eternamente dulzura.

 

Ya se cumplió la Palabra

y el tiempo de morir Dios.

Estremeciendo la guardia,

el muerto resucitó.

 

¡Buenas pascuas! ¡Buenas Pascuas!

tengan todos los presentes

y también el señor cura,

autoridad competente.

 

De rodillas nos postramos

delante del Redentor,

a pedir al señor cura

de nuestras culpas perdón.

 

De rodillas nos postramos

estas humildes doncellas

dadnos vuestra bendición

Virgen Santa, por la Tierra.

 

¡Regocíjate, María!

Y te irás para tu Templo.

Y nosotras doncellitas

vamos en tu seguimiento.

 

 

 

Santísimo Cristo de la Buena Muerte. El Domingo de Resurrección se vestía con  una estola y falda blancas.

 

 

La imagen de Nuestra Señora. El Domingo de Resurrección se vestía con manto blanco cubierto por otro negro, que se retiraba durante el Encuentro al encontrarse con su hijo resucitado.

 


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