LA SEMANA SANTA QUE YO VIVÍ
Hablamos de la década de los sesenta.
Se puede decir que el preámbulo de la Semana Santa era el “domingo tortillero”. Como su nombre indica se refiere a la sencilla tortilla. Ese domingo, el anterior al domingo de Ramos, existía la costumbre de reunirse, el domingo por la tarde, en grupos de amigas o quintas en una casa para elaborar tortillas tanto saladas como dulces, estas eran francesas imitando los frixuelos asturianos o los crêpes franceses. También las familias en sus casas las elaboraban para la merienda.
Con este marco se ponía en marcha la Semana Santa, fiesta religiosa que comenzaba el Domingo de Ramos, día de estreno, fecha muy esperada del comienzo de la primavera porque además de estrenar alguna prenda de ropa, se estrenaba el Ramo. Este era de romero que, después de bendecido, se colocaba adornando y aromatizando las ventanas de las casas o las balaustradas de las escaleras. Posteriormente, el Domingo de Pascua se utilizaban para esparcir el agua bendecida en la Noche de Pascua por la casa y las estancias de los animales para invocar la protección divina a las mismas.
Las celebraciones de Semana Santa las recuerdo con gran asistencia de vecinos en la iglesia y muy participativas.
Recogeré aquí las canciones propias de cada uno de los días de la semana que iban de Domingo de Ramos a Domingo de Pascua. Eran canciones cantadas en grupo bien por mujeres, fundamentalmente las mozas y por otro de hombres que, en mi pueblo, eran casados.
Desconozco el origen de las mismas. Se transmitían oralmente de generación en generación y las letras las tenían recogían diversas personas que las prestaban para las fechas indicadas. De ellas tengo una copia manuscrita en un cuaderno y quiero compartirlas para no perder estas ricas tradiciones, que expresan nuestra religiosidad popular así como la cultura y la manera de pensar que transmitían.
Las celebraciones de Semana Santa requerían preparación para el párroco del pueblo y para los feligreses que participaban; desde el Jueves Santo al Domingo de Pascua ocupaban un tiempo importante del día.
Posteriormente, cuando cada pueblo dejó de tener su propio párroco, muchas de estas
tradiciones y celebraciones se han ido perdiendo. En mi pueblo, todas.
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